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Esta es la piedra con la que tropiezan una y otra vez profesionales altamente calificados.

Actualizado: 3 jun


El mayor problema que enfrentan hoy profesionales del rubro proyectual como arquitectos, diseñadores e interioristas es cómo comunicar sus servicios correctamente en los entornos virtuales de comercio. Quédate que te cuento.


El ecosistema digital actual, ya internacionalizado, hipercomunicado, denso y exigente, tiene sus propias reglas y su propia naturaleza comunicacional. Del mismo modo que un color o una morfología comunican un determinado mensaje con total sutileza, en los entornos virtuales sucede lo mismo: hay ciertos modismos que dejan su rastro, su huella, y que te definen como profesional.


Pero no solo te definen a vos: también definen a tu cliente ideal.


Tu cliente ideal —simplificando— es esa persona que queda alucinada con tu servicio. No solo por el resultado tangible, sino por la simpleza y la comodidad con que lo vivió. Es alguien para quien tu propuesta tiene sentido, fluidez, y cuyo valor percibido es incluso mayor al monto que paga. En otras palabras: no le parece caro, le parece una excelente decisión.


Supongamos que vos ofrecés rediseño y decoración de interiores para familias.

Bueno, este —según mis propias estadísticas— es uno de los enunciados más frecuentes en el rubro.

Y el primer gran cambio es entender que, en la virtualidad, un servicio necesita adoptar un formato distinto.

Ese título genérico tiene que transformarse en una propuesta clara, específica y orientada a resultado. Por ejemplo: “En dos semanas renová tu sala con estética actual y confort, alineada a las tendencias de diseño 2025, sin obras ni mudanzas.”


Ahí aparece la magia: especificidad, temporalidad, promesa clara y foco en lo que verdaderamente quiere tu cliente. ¿Lo ves? Eso ya no es solo decoración. Eso es una solución concreta, con identidad, con dirección y con lenguaje digital.


Y ahí es donde empieza todo.


El mundo digital no te pide que cambies lo que hacés. Te pide que lo traduzcas a su propio lenguaje, a sus códigos, a sus deseos y necesidades.

Y te cuento algo más: Esa sensación de incertidumbre no es solo tuya. Hoy, muchísimos profesionales —de arquitectura, diseño y también de otros rubros— están atravesando el mismo proceso: aprendiendo a mostrar su valor de forma clara y construyendo presencia real en este nuevo entorno.


Lo que muchos desconocen es que el camino hacia el mercado digital de servicios proyectuales ya está trazado. Hay una hoja de ruta concreta, con estructura, metodología y resultados comprobables. Pero seguir vendiendo únicamente con un portfolio tipo “muestra de trabajos” —como se hacía antes— ya no funciona.


El entorno digital no entiende esa forma de comunicación. No responde al currículum visual, ni al “hago de todo”. Tampoco interpreta tus capacidades técnicas (diseño de interiores, diseño de viviendas) como un diferencial por sí solo. Que sepas hacer diseño de viviendas familiares, reformas integrales o renders de alta calidad no significa nada en digital si no está traducido en una propuesta clara, específica y pensada para quien necesita exactamente eso.



Por el contrario, el entorno digital se auto direcciona a través de mensajes específicos, palabras clave, propuestas orientadas a resultados y promesas claras de transformación. Funciona con tiempos delimitados, procesos estructurados, pautas concretas y metodologías simples pero visibles. Y funciona rápido. Generalmente con tiempos ultra acotados. Si vos no entendes este mecanismo no podrás tomar ventaja de él y por el contrario, será tu punto débil, tú freno en el crecimiento. 


Olvídate de describir paso a paso en tu portfolio o sitio web ese recorrido clásico: “reunión virtual, relevamiento de problemas, moodboard visual, entrega de propuesta y planos…”Te lo digo con total honestidad: eso no vende, no te vuelve deseable, te empasta, te vuelve acartonado e inflexible..  Y lo peor de todo y más complicado aún, te deja sin identidad - sobre todo en el ecosistema digital.


Te lo digo con total honestidad: eso no vende. No te vuelve deseable. Te empasta, te vuelve acartonado e inflexible. Y lo peor —lo más complicado de todo— es que te deja sin identidad.


En el ecosistema digital, tu identidad no es solo lo que tenés para captar atención. Es la única carta que tenés para jugar este juego —al menos por ahora.


Porque todos los caminos visibles (como tus posteos, videos, anuncios o la imagen de tu servicio) e invisibles (como el backend, el SEO, el código o las automatizaciones) conducen a tu identidad.



Así como se decía que todos los caminos conducen a Roma, en el mundo digital todos los caminos conducen a tu identidad virtual. Y si no está clara, si no es sólida, si no está bien comunicada… entonces simplemente no existís. Es como hablarle a una audiencia vacía.



Con todo esto que acabás de leer, ya entendés por qué no es tan simple “vender online”.Armar un portfolio tradicional, contar quién sos y detallar todo lo que sabés hacer no alcanza. No te posiciona. No te diferencia. No te conecta.


Es por eso que en los entornos virtuales, lo más significativo es tu identidad digital, cómo te perciben, qué emoción despertás, qué problema resolvés y por qué deberían elegirte a vos y no a otro profesional.




🧭 ¿Qué es tu identidad virtual a nivel profesional?


Tu identidad virtual profesional es un conjunto de señales que hacen que te reconozcan, te diferencien y te puedan ubicar en un entorno donde todo se mueve rápido, es superficial y está saturado de información. Un entorno donde millones de profesionales —de todo el mundo— ofrecen lo que hacen.


Y no se trata de resaltar como un semáforo para llamar la atención. Se trata de usar las herramientas correctas para que las personas adecuadas lleguen a vos y a tu negocio.

Personas que se identifican con tu servicio, tu propuesta y tu perfil profesional.

Como sabrás, hay muchos mecanismos (algunos visibles, otros invisibles) que hacen que en las redes sociales veas determinado contenido y no otro.


En Google pasa lo mismo. Y no, no se trata solo de palabras clave, SEO (posicionamiento en buscadores) o AEO (optimización para asistentes de voz o algoritmos).

Esto es más complejo de explicar.


Tu identidad virtual es lo que se ve, tanto como lo que se percibe. Es lo que se interpreta —casi sin darte cuenta— en niveles más sutiles, emocionales e inconscientes. Sucede en un instante. En un mini parpadeo.



Tu identidad virtual empieza con Tu Portfolio Digital.

Es una de las ramas principales del árbol desde donde se desprende todo lo demás: tu posicionamiento, tu comunicación, tu visibilidad y tus ventas.


Si esa rama está débil o desordenada, todo lo que construyas encima tambalea. Pero si está clara, estructurada y conectada con tu valor real, todo cobra sentido y empieza a moverse.


En base a esta gran necesitad que se ha vuelto una consulta recurrente en mi despacho, es que decidí dar una solución a gran escalada sobre lineamientos fundamentales para evitar los errores más comunes que se presentan una y otra vez cuando arquitectos, interioristas y profesionales afines intentan por su propios medios y de modo intuitivo ingresar al opulento mercado digital, antes era por deseo o curiosidad hoy YA ES UNA NECESIDAD.



Mi solución: Workshop "Tu Portfolio Digital"


Una propuesta estratégica, diseñada tras años de ver cómo incluso profesionales brillantes y altamente calificados tropiezan siempre con la misma piedra: no saber cómo traducir lo que hacen al lenguaje del entorno digital.



Este workshop no es una fórmula más. Es una estructura mínima, efectiva y accionable para que puedas traducir tu identidad y empezar a existir con fuerza en el mundo online. Son encuentros en vivo, como digo yo "encuentros presenciales virtuales" y claro material complementario asincrónico (para mas información hacé click en el botón).


Si esa piedra también está en tu camino, ¡Este es el momento de correrla o al menos aprender a saltarla para poder seguir tu camino !







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